No creo en los
sorteos. No sé cómo la gente puede comprar un boletito que cuesta un 2% de lo
que se pretende ganar y de hecho tener la ilusión de que va a ganar. No digo
que no existan, pero nunca vi, de hecho,
la canasta que se rifa, o la computadora, o el auto. Y en las ocasiones que lo
vi, como en la farmacia de cerca de mi casa, el auto permaneció con el moñito
por años; desde que tengo conciencia está ese auto a ser rifado con el moñito
dentro de la farmacia; es decir, nunca se sorteó realmente.
Me llama
poderosamente la atención cómo la palabra suerte y sorteo se parecen. No creo
en ninguna de ellas. Creo que la suerte es una vil excusa de gente dejada que
prefiere culpar al destino de lo que le pase o le deje de pasar, condenándose a
nunca hacerse cargo de los avatares de su vida… e imposibilitando por lo tanto
el cambio (si las cosas no pasan por vos, los que deben cambiar entonces son
los demás, no vos) reafirmando de este modo, su mediocricidad.
Creo firmemente
en que una persona puede llegar a morir de frío. Y no de hipotermia, sino de
simplemente frío. Te va congelando cada uno de los vellitos destinados a
protegerte hasta que se apodera de vos. El frío y el calor son subjetivos, y me
resulta llamativo el hecho de que considere que alguien puede morir de frío y
no, por ejemplo de calor. Y que el frío, en mi mente esté asociado al corte de
relaciones interpersonales, a la distancia afectiva, al aislamiento. ¿Gracioso
como tu cuerpo habla por vos a veces no?
Creo que hay
gente que ingresó y que sigue en mi vida y que ingresó en un momento donde si
lo pudiese poner en palabras sería más o menos así: “entré justo cuando estabas
por llorar”…
Creo que hay
gente que salió de mi vida, y si lo pudiese poner en palabras a ese momento
sería más o menos así: “me voy antes que te largues a llorar”, y otra gente que
en mi recuerdo se han transformado en una notita cobarde de: “me voy porque ya
mucho te hice llorar”
No creo ser una
buena persona; pero porque tampoco mi vida se basa en tratar de serlo, aunque
sí día a día trato de ser mejor en las cosas que hago. No me importa tampoco
que la gente me trate de mala persona, de hecho cuando lo hacen, les doy la razón.
Final abierto
esta vez.-